Sunday, December 30, 2012

2012: Se acabó lo que se daba (sí, el sueldo también)



Como parece que no se ha acabado el mundo, finalmente se está acabando el año 2012, al tiempo que lo que hubiera (¿quizá ya solamente telarañas?) en las arcas del gobierno ya se acabó mucho antes de diciembre. La verdad es que poca credibilidad se le podía conceder a un pueblo con nombre de prenda de invierno y que ha tenido como único representante en la modernidad a un bicho con antenas que volaba. Así que, y puesto que no hemos oído las trompetas del apocalipsis, nos tocará escuchar a nuestro sobrino dar el coñazo con la pandereta el día de Nochevieja. Y para no ser menos, nosotros también daremos el coñazo en casa a nuestra pareja y otros familiares varios con la cantilena de siempre por estas fechas.

Sí. El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra; cuando toca cambiar el calendario de la cocina, le da por formular esos propósitos para el nuevo año, siempre referidos a la salud, la convivencia y el civismo responsable. Y como no son más que un copiar + pegar de los años precedentes, con cambiar la fecha en el listado solucionado. Así, de los 30 a los 50 años uno puede mantener el listado de cosas que afirma el 31 de diciembre que hará pero que se promete a sí mismo que ni siquiera considerará el 3 de enero. El truco consiste en incumplir el inventario siguiendo un patrón de ordenación claro: es decir, según cuestiones urgentes e importantes. Como no hay nada que te parezca que revista de la importancia o premura suficiente, harás como hasta ahora y procrastinarás hasta la saciedad.

Un breve repaso nos lleva a cinco cuestiones recurrentes:

- ‘Apuntarse al gimnasio para bajar esos kilos de más’. Siendo realistas, en enero el gimnasio está lleno y no puedes pillar aparatos libres; si eso, ya te lo pensarás más tarde. El problema es que en los meses siguientes solamente quedan los machacas que lucen chocolatina en el pecho. Y como las comparaciones son odiosas, aparte de injustas… Nada. Fuera. Si en el fondo esto no es tan urgente.

- ‘Dejar de fumar’. ¡Qué tontería! Lo pusiste porque lo pone todo el mundo pero no ves porqué lo tendrías que hacer ahora. Total, ya lo harás cuando te mueras o cuando te hospitalicen por algo y estés dos meses en la UCI. Nada, otra cosa que no es urgente. Fuera con ello también.

- ‘Llevar a la hija a los partidos de baloncesto del fin de semana (o al menos ir al comienzo de algún encuentro)’. Bueno, esto sería factible, pero siempre y cuando no los pongan a horas intempestivas, que las mañanas de los sábados y domingos están para dormir. Total, ya van otros padres y madres, así que no crees que se te eche en falta al animar. Y tu hija ya te ve en la mesa para cenar muchos días, así que con eso queda cubierto el cupo de responsabilidad paterna.

- ‘Arreglar todos esos pequeños desperfectos de la casa que se van acumulando año tras año, por ejemplo, cambiar la bombilla de la entrada, la del cuarto, la del baño...’ Aunque bien mirado, tampoco es necesario que se vea tanto. La disposición de la casa ya la conocéis bien, con lo que no habría peligro de tropezarse, y vosotros en casa también os conocéis de muchos años atrás. Además, así le ahorras a tu mujer un espectáculo lamentable cuando te desnudas para irte a la cama o a la ducha. Y de paso contribuyes al medio ambiente al disminuir la contaminación lumínica y no consumiendo recursos energéticos necesarios para la sostenibilidad del planeta.

- ‘Ir a trabajar en bici o andando en vez de ir en coche’. No obstante, piensas en lo que contribuyes a mejorar el medio ambiente del planeta (que está por todo el planeta y lejos) y lo que contribuyes a tu entorno más próximo (lo cual incluye al que te hace el seguro, el del taller a donde llevas tu coche, los impuestos de circulación que pagas,…) y al final te parece una conducta más responsable con tu entorno sacrificarte a ir en coche a tu centro de trabajo, aunque esté a 600 metros de tu casa, no haya aparcamiento reservado para empleados, y no te sobre el dinero para la gasolina. Y por otra parte, ya has puesto tu granito de arena al tema de la sostenibilidad del planeta al no cambiar las bombillas que se fundieron allá por el año… bueno, más o menos de cuando los judíos fueron expulsados de Panderetilandia.

Pues nada, visto lo visto, ahora te asalta la duda de si no convendría borrar todo y ya para siempre. Aunque total, mejor déjalo en la lista, si el 3 de enero está a la vuelta de la esquina...

Wednesday, December 12, 2012

Pesadilla antes de Navidad: ¡La lista de regalos de Patxilo no le llegará a Olentzero!



¡Qué entrañable es todo por aquí estos días! Oigo que la Navidad es por estos lares una celebración de alegría, de buenas intenciones, de buenas caras al vecino que odiamos, y sobre todo de regalos por doquier: del jefe que odia a sus empleados, del pariente que odia a algún familiar, del amigo invisible… Parece que todo el mundo celebra con júbilo el rito consumista que brilla con lucecitas (ahora de "bajo consumo") en las calles.

En Vasquilandia observo que hay varios personajes que, además de los citados donadores, son el icono de los regalos; vamos, los obsequiadores por antonomasia. Me dicen que hay unos señores que vienen a camello desde lejos: dicen que provenían de tierras prósperas aunque, si no tienen dinero suficiente para arreglarse un vuelo en su jet privado, sospecho que la crisis es más seria de lo que la pintan y no sólo se ceba con el Euro estos días. En otra época le trajeron regalos a un niño cuyos padres, quienes le concibieron sin intercambio de flujos, justo tenían para un pañal (menos mal que no desechable y de varios usos) y que tuvieron que hospedarse en un pesebre donde les daban un poco de calor un par de animales sin capacidad de procrear (oh, wait! Que ya no es así: pues nada, quitamos los animales. Podemos poner en su lugar al pastor con las ovejitas, que aquí sí que habría un poco de… llamémosle, calor humano más íntimo, aunque también estériles, como los otros bichos). Aquellos señores venidos de Oriente, unos reyes llamados posteriormente magos (supongo que porque por magia o lo que sea, estos sí que mantenían su cadera intacta a pesar de tal azarosa travesía), se han convertido en uno de los iconos de la ofrenda aquí en Vasquilandia, y a lo largo y ancho de Panderetilandia.

Otro personaje comúnmente mentado estas fechas en Vasquilandia es un hombre de oficio carbonero al cual, según me han venido a contar, han convenido en llamar Olentzero. Parece ser que, aunque de raíces paganas, fue luego ganado para la causa de la cruz y cristianizado convenientemente. Tenía morada en una de las propiedades que la Iglesia hábilmente había registrado a su nombre, y donde le dejaban estar pagando un modesto alquiler. A cambio también le pedían que una vez al año rellenara un papel relacionado con cuestiones fiscales donde debía poner una cruz en una casilla donde se referían a la Iglesia. Visto los credos y sectas que había por ahí fuera, pensó que era el que le saldría más barato y empezó a repartir los regalos el día que habían designado como el del nacimiento del niño de la pareja ecologista; ese al que vestían únicamente con un pañal re-utilizable.

Total, que habiendo dos melones de la huerta dispuestos al buen amor y al buen regalar, siempre ha existido la opción de elegir en las casas de Vasquilandia: o bien Olentzero, o bien los Reyes Magos. Hay quien afirma que lo del Olentzero es más práctico, porque permite a los infantes disfrutar de los regalos cuando más van a poder jugar con ellos y más los necesitan. Con este espíritu, este año Patxilo había confeccionado su lista y había pedido los regalos a Olentzero, a fin de que los trajera antes de que acabara el año. Pero parece ser que finalmente los niños vascos estas Navidades se quedan sin regalo en diciembre y tendrán que aguardar hasta 2013 para recibirlo.

Ojalá que los Reyes Magos no se pierdan por el camino siguiendo la estrella (con tantas en la iluminación de todas las ciudades, no sería de extrañar) y traigan regalos para todo el mundo. Aunque me huelo lo peor: el oro irá a casa de Díaz Ferrán y los niños y niñas buenos se tendrán que conformar con un poquito de incienso y mirra para quemar en la próxima fiestuqui hippie. 

Monday, December 3, 2012

Lo que le han guindado a De Guindos o ‘El Lazarillo de Tormes’ se escribió ayer



Mi parada obligada en Panderetilandia ocasionada por una reciente falla en mi navío, me está haciendo adquirir una nueva identidad cultural. Cada vez me siento menos extranjero en esta tierra y comparto parentesco con el que debiera ser nombrado hijo prodigo de la patria: el imberbe Lazarillo de Tormes. Esta es tierra donde puedes robar panderetas con Parkinson sin riesgo de que te enchironen, porque en verdad es éste oficio ampliamente extendido por estos lares.

La inocencia que otrora tuve, ahora la pierdo al tiempo que me voy relacionando con los lugareños. Me he acompañado de pequeños trabajadores autónomos que declaraban la mitad de sus ingresos y de propietarios que gustosamente aceptaban sus ofertas de “te quito el IVA”; de vendedores e intermediarios inmobiliarios que te vendían una parte importante del inmueble “en B” y de alegres compradores que aceptan el status quo; de adultos con sueldo respetable (no Lázaros del lumpen) que te contaban de manera ostentosa, y pavoneándose de ello, cómo hacían un ‘sinpa’ en un bar o se colaban en el metro/tren sin pagar; de honorables ciudadanos que afirmaban, no sin cierto orgullo, que no hacían la declaración del impuesto sobre la renta; en resumen, de gente como tú y como yo que se empecinaban en demostrar que en este país en el que actualmente hallo morada, la picaresca sería central en una novela costumbrista actual.

Y así observo, en mi calidad de foráneo, que muchos que fueran admirados por sus habilidades en el deporte, arte, finanzas, etc. en Panderetilandia, de alguna forma también lo han sido por su destreza en evadir el fisco, ya que a todo pichichi alguna vez le ha gustado guindar y presumir de ello. Y en estas circunstancias debería resultar extraño comprender por qué ahora le sienta tan mal a mucha gente de dicho país el hecho de que las Islas Caimán den cobijo a adinerados y adineradas conciudadanos. Por lo que voy leyendo en la historia y la literatura de este país, parece que han sido muchos años, e incluso siglos, de alimentar una sociedad erigida en una moral evolutivamente inferior según el planteamiento teórico del desarrollo moral de Kohlberg; es decir, ‘hago lo que hago y me parece bien mientras no me pillan’, como el niño de moral heterónoma y motivación puramente hedonista (y también egoísta) que comería el pastel cuando no mira su padre/madre y que siempre necesitará de un ente externo para regular sus actos morales.

Así que ahora quejarse de la poca recaudación que llega de la amnistía fiscal (sólo 12.000 millones de Euros, menos de la mitad de "lo previsto": ejem), no deja de sonarme un poco a milonga, cuando todos y todas (vale, o muchos de nosotros) fuimos un poco caimanes e hincamos el diente a cierta escala y nos pareció estupendísimo de la muerte choricear aunque en menor medida. Me resulta diáfano que, o se cambia la visión del héroe hispano o auguro la próxima realización de una serie televisiva pseudohistórica de Panderetilandia como continuación natural de 'Cuéntame', esta vez en base a las andanzas del pobre Lázaro y sus desventuras.


Sunday, October 28, 2012

Profesiones de futuro (I): Escribir libros de autoayuda o el emprendizaje sencillo



La nave se me había encallado en mi viaje cerca de las costas de Panderetilandia. Parecía que había sufrido considerables desperfectos y urgía una parada técnica más larga de lo diseñado en la estrategia. Mi embarcación estaba hecha una piltrafilla y se mimetizaba a la perfección con el lugar al que me estaba aproximando.

Para sobrevivir mientras la barca estaba en boxes, resolví buscar un empleo temporal. Enseguida me indicaron que el adjetivo era innecesario: todos los posibles oficios que me permitieran ganarme el sustento no aceptarían otro calificativo. Me puse en la cola del paro, pero no tardé en darme cuenta de su longitud y movimiento inverso, y de que me iba a costar menos regresar de las guerras de Troya que enmendar mi situación de desempleo. Así que me lancé al emprendizaje, apoyado por el clamor de las clases políticas y subyugado por sus supuestas bondades.

Encontré casualmente tres libros en un basurero, los cuales ni habían sido incinerados, ni recogidos de forma selectiva en su contenedor correspondiente. Huelga decir que estaban cubiertos de restos de comida, en concreto de flor de huevo y tartujo en grasa de oca con chistorra de dátiles, y de otros alimentos que no pude identificar. Las hojas de los libros desprendían un olor a podrido indescriptible, pero me armé de valor (en peores batallas he guerreado allende los mares) y me liquidé los tres libros antes de desmayarme.

Y ahí obtuve mi respuesta: ¡Me haría escritor de libros de autoayuda! Sólo me haría falta desarrollar un argumento simplón, adornarlo de frases obvias pero redactadas con una prosa refinada, y hacer un copiar-pegar del argumento variando algunas palabras a lo largo de, digamos, 250 páginas o así. Y me aventuré con mi primer texto, al cual le estoy dando varias vueltas para que parezca que digo algo más (ya he conseguido alargarlo hasta 180 páginas; mi editor me dice que ponga alguna fábula y más animales para completar, y ya está). Os dejo este primer texto, que tiene una influencia clara de los tres libros encontrados en el estercolero.

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Erase una vez una linda princesita de voz ronca y verbo alterado. La princesita cautivaba a unos y atemorizaba a otros. Por su energía, por su insolencia, por saberse única y no aguantar sinsorgadas. Y pocos de los lugareños podían estar a su altura. Los que venciendo su temor se arrimaban para estar a su vera, comprobaban que no era fácil estar cerca de ella. No porque ella fuera difícil, sino porque se daban cuenta que no se sentían a la altura. Y huían. Huían despavoridos.

Y cada vez que esto ocurría la princesita erróneamente se preguntaba: ¿qué estoy haciendo mal?

Un día, sentada como estaba en el balcón de su habitación, se le acercó un búho blanco.

-¿Por qué estás triste, princesita?—le inquirió el búho.

La princesita alzó su mirada y se encontró con los grandes ojos del ave estrigiforme, los cuales escudriñaban a la bella. Tras unos segundos de titubear, finalmente respondió:

-Porque estoy haciendo algo mal. Nadie parece querer desposarse y reinar conmigo en estas tierras. 

-¿Y por qué crees que estás haciendo algo mal tú, mi ronca princesita?

-…

-¿Te has parado a pensar lo duro de la responsabilidad? ¿Tener que gobernar en este reino, junto con una mujer agraciada en belleza e inteligencia, que puede poner en entredicho su valía?

-¿Es ese el problema?

-No lo sé, dímelo tú.

-Si fuera ese el problema, la solución sería fácil y estaría al alcance de mi mano.

-¿Y es?

-Renunciar a mi reino y no atemorizar a mis posibles candidatos.

-¿Renunciar a tu grandeza para mezclarte con la mediocridad? ¿Ser tan débil como ellos? ¿Cobarde cuando las circunstancias sean adversas? ¿Esconderte y hacerte sumisa para no asustar a nadie? ¿A cambio de qué?

-A cambio de evitar la soledad.

-Lo entiendo. He conocido a muchas princesitas en reinos adyacentes que se planteaban el mismo dilema y parecían llegar a la misma conclusión.

-¿Lo ves? No soy la única que piensa así.

-No. Yo únicamente digo que ellas parecían llegar a la misma conclusión. Pero no funcionaba.

-No funcionaba. ¿Por qué no funcionaba?

-Porque aunque se quitaran la corona y el ropaje distinguido, y aunque se vistieran como adefesios, su grandeza estaba dentro. Y esa grandeza acaba saliendo. Y no podían estar con esos lugareños de alma cobarde y poco noble. Vale, ya no estaban solas porque había alguien a su lado. Pero se sentían solas en compañía de aquellos hombrecillos que no estaban a su altura. Y sus almas seguían penando.

-¿Cuál es la solución entonces?

-No hay ninguna solución. O si la hay, yo no la tengo.

-Pues vaya mierda de búho que eres. En otros cuentos el búho es sabio y viene con una enseñanza que sirve para algo.

-Mi verdad no te serviría. Tienes que encontrar la tuya propia, la que te sirva.

-Vale, mañana me paso por una librería a por un librejo de esos de autoayuda. Si es que… Esto me pasa a mí por hablar con animales. Si ya decía mi padre, el gggdey, que no me dejaba el reino hasta que no me quitara de trippies.

-Solamente una cosa antes de que me vaya.

-Sí, anda. Desembucha.

-Esas princesitas de las que te he hablado. Aprendieron a buscar la compañía de sus amistades. Aquellas que no les daban el placer de un revolcón, pero que apreciaban su amistad y les recompensaban con el más sincero de los abrazos.

-Bien. Esas amigas, ¿tenían un dildo o así?

-No. ¿Realmente tan importante es para ti tener una polla erecta a tu lado?

-Hombre, no voy a negar que me gusta.

-Siempre puedes buscar esto en alguna ocasión suelta. Pregunta a tu padre, en eso te puede dar más sabio consejo que un animal alado. O si no, siempre queda la opción de pagar por ello.

-No es lo mismo.

-¿Por qué no es lo mismo? ¿Quizá porque lo que te gusta de la polla es que tiene un dueño que también te abraza?

-Más o menos.

-Eso llegará si llega, pero no por buscarlo más, ni por que te quites la corona. Cuando estés preparada y lo busques menos, si ha de ser, será. La prisa es mala consejera. A alguna de las princesitas que te digo, entradas en años, hace poco le ha llegado un príncipe de altura. Y el resto están ahora despreocupadas, jugando con pintura en esas batallas de paint-ball y pasándolo de miedo.

-Pena no te ha alcanzado a ti un bolazo de pintura, que estás de un paliducho que rabias.

-Es lo que tiene no salir de día ni ir a la playa. La melanina, que no me cunde.

-Bueno, voy a mirar eso del Paint-ball por Internet.

-Sí, prueba. Mola mazo. Yo me las piro, que tengo que ir a asesorar a otras princesitas.

-Espero que tengas un trabajo de verdad, aparte de esta melonada.

-Sí, descuida. Esto lo hago por vicio, como tú lo de meterte trippies. En mi jornada laboral me dedico a la televenta: soy operador de una compañía telefónica. Pero me da pena que tenga que hacer tanto viaje nocturno para charlar sobre lo evidente, para mí, con princesitas como tú.

-...

-Quiérete mucho, vale.

-De acuerdo.

-Muchos besitos de tu pajarraco alado blanquecino, princesita preciosa y de voz rasgada.

-Un besazo para ti. La próxima vez que nos veamos te contaré cómo me va lo del Paint-ball. ¿Hacen control anti-doping en eso?


                                                             EN FIN

 
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Estoy emocionadísimo. Mi editor me ha dicho que esto será un hit y ya ha empezado a hacerme una campaña de marketing de "cágate, lorito". Es más, ahora que Javier Marías ha rechazado el premio Nacional de Narrativa de Panderetilandia, que lo mismo puedo albergar esperanzas (¿los extranjeros nos podemos presentar?). Si gano mucha pasta, donaré un 1% a... bueno, ya veré qué ONG o causa me da más publicidad. Ya le preguntaré también a mi editor cómo va eso de escaquearme del fisco, que si tengo que vivir en Panderetilandia una temporadilla, tengo que adaptar mi moral al entorno para integrarme y así me consideren como uno más y no me discriminen. Me dijo mi editor, eso sí, que estaba muy intrigado y que quería saber de qué fuentes bebía (quitando el chorro del grifo de la cocina del hotel). No pudo saber cuáles eran las influencias en mi pluma...

Pero si está clarísimo que tres libros leí en el estercolero, ¿no?

P.S.: Si un texto tan políticamente incorrecto no suscita la ira de nadie, sabré finalmente que estamos solos en el universo (o por lo menos que Ulysses lo está en el ciberespacio).