Continúo desarrollando mi habilidad adquirida para adaptarme
económicamente al país donde resido. Ya le he dado al emprendizaje de lo lindo.
Y como empresario que soy ahora, viajo de vez en cuando con el dinero que me
reportan mis pingües beneficios (conseguidos en tiempos de crisis a base de tirar
de ERE), donde lo mismo mi destino es Génova, como en otras ocasiones Suiza.
No viajo nunca en low-cost, por miedo al overbooking. (Nota:
Overbooking, en castellano castizo, es algo así como sobre-reserva; no
confundir con esperanza de que haya más sobres en la reserva). Me gusta ir en vuelos
que tienen primera clase, donde un amable auxiliar de vuelo recoge los trajes o
los bolsos para colgarlos en los percheros del armario de gran fondo (reservado,
o sea, para nosotros).
No obstante, ha de quedar claro que soy un trabajador que
crea riqueza para el país de forma desinteresada y que no pretende tener mayor
influencia que el resto en la política y gestión del mismo. A otros les dejo que
se dediquen a la diversión; mientras yo me dedico al laburo de forma constante,
no Mato el tiempo en fiestas donde hay un derroche de confeti.
Además, contribuyo a la sociedad del bienestar ayudando a
aquellos que tienen minusvalías varias; lo mismo un día ayudo al aquejado de ceguera
congénita (o con jeta) que al que padece de sordera o sordomudez sobrevenida.
Creo que soy un ciudadano que hace lo correcto ¿Existe algún
problema? Al menos a mí no me consta.