¡Uy, disculpad! Me equivoqué en el anterior post: no era el
número 14. Todos nos podemos equivocar, ¿no? La vida es así, pero sabed que no
hubo intencionalidad por mi parte.
Es que los números nunca han sido lo mío. A lo máximo que
aspiro en Matemáticas es a sacar un 6,5. Y si todo me va bien, me hago
ministro.